SONETO X
¡Oh dulces prendas por mi mal halladas,
dulces y alegres cuando Dios quería,
juntas estáis en la memoria mía
y con ella en mi muerte conjuradas!¿Quién me dijera, cuando las pasadas
horas qu’en tanto bien por vos me vía,
que me habiades de ser en algún día
con tan grave dolor representadas?Pues en una hora junto me llevastes
todo el bien que por términos me distes,
lleváme junto el mal que me dejastes;si no, sospecharé que me pusistes
en tantos bienes porque deseastes
verme morir entre memorias tristes.
Análisis del soneto X de Garcilaso de la Vega
Estamos ante un soneto típicamente renacentista. Se trata del X soneto amoroso de Garcilaso de la Vega (1501-1536), escrito hacia el 1535, un año antes de su muerte, y en el mismo año en que es herido en la campaña de Túnez contra los turcos. Se trata de una emocionada evocación de su amada fallecida dos años antes al dar a luz a su tercer hijo (1533). Su amada, Isabel Freyre, era una dama portuguesa que pertenecía al séquito de la reina.
Tradicionalmente, este poema se ha interpretado como el lamento por la amada fallecida, a la que se recuerda por las prendas. Evoca el pasado feliz, aunque al final desprende melancolía porque la amada ya no está. El amor entrambos fue puramente platónico, ya que tanto uno como el otro estaban casados.
Estructura externa
Se trata de un soneto porque es la composición de dos cuartetos seguidos por dos tercetos con rima consonante (ABBA ABBA CDC DCD) y versos endecasílabos. La utilización del endecasílabo, como se observa, introduce una sensación de serena lentitud, ya que concede mayor espacio al discurso que el octosílabo castellano. Se trata de un arte más reflexivo y severo, pero de gran simplicidad. Asimismo, el idioma no es tan forzado y puede mostrarse con mayor naturalidad. Incluso las rimas, tan sonoras en los cancioneros, se atenúan en la poesía italiana.
Por otro lado, las estrofas permiten un juego más libre. Estos versos no deslumbran con grandes cultismos ni imágenes atrevidas; se van desarrollando de forma suave, utilizando un vocabulario corriente. Es más, son de una armonía perfecta y con suaves sensaciones musicales. En efecto, Garcilaso pretende instalar con esta forma de expresión un lirismo
que busca la comunión de sentimientos con el lector.
Estructura interna
Garcilaso de la Vega ha hallado en el primer cuarteto, por pura casualidad, unas prendas de su amada, es decir, algún regalo que ella le entregó en señal de amor: un mechón de cabello, un pañuelo, una cinta, tal vez un guante… Las prendas desatan tristeza del poeta porque le recuerdan la felicidad de la que gozó junto a su amada, y que entiende el autor como un amor absolutamente irrecuperable. Su pena es tan grande que llega a acusar a las prendas de haber pactado con su propia memoria (ella) para hacerlo sufrir (conjuradas).
¡Oh dulces prendas por mi mal halladas,
dulces y alegres cuando Dios quería,
juntas estáis en la memoria mía
y con ella en mi muerte conjuradas!
Llegados al segundo cuarteto, el poeta se queja de que la felicidad llegó poco a poco (por términos) y, en cambio, se ha ido en un momento (en una hora). Por este motivo, Garcilaso pide en la tercera estrofa que se lleve el mal de golpe. Por último, en el siguiente terceto maldice a la amada porque le hace sufrir aunque no esté. En vida y muerte le causa dolor, deja rastro, por lo que la amada siempre está.
Podemos observar como, a lo largo del soneto X de Garcilaso, el autor juega con distintos recursos literarios que sorprenden al lector como, por ejemplo, la antítesis. Podemos entender por el contexto explicado anteriormente que el autor vivía un momento de incertidumbres y que quedan reflejadas en sus versos con este juego de “pareceres”. Al final, estas prendas que ha encontrado el autor representan la dualidad del gozo de la memoria —las prendas evocan a la amada— y el dolor por su pérdida.
Expresa, en cualquier caso, la contraposición entre la felicidad perdida y el dolor presente.
Como aquellos objetos que en tiempo pasado eran símbolos de felicidad, ahora le causarán
gran dolor al recordarle los dulces momentos pasados. Es una forma de sentir nostalgia por
el deseo de aprovechar los momentos felices cuando se presentan, porque es posible que el
paso del tiempo se encargue de frustrarlos.