Enseña como todas las cosas avisan de la muerte es un soneto de Francisco de Quevedo. En esta página podréis encontrar un comentario o análisis del poema que esperamos que os sea útil:

Miré los muros de la patria mía

Miré los muros de la Patria mía,
si un tiempo fuertes, ya desmoronados,
de la carrera de la edad cansados,
por quien caduca ya su valentía.
·
Salíme al Campo, vi que el Sol bebía
los arroyos del hielo desatados,
y del Monte quejosos los ganados,
que con sombras hurtó su luz al día.
·
Entré en mi Casa; vi que, amancillada,
de anciana habitación era despojos;
mi báculo más corvo y menos fuerte.
·
Vencida de la edad sentí mi espada,
y no hallé cosa en que poner los ojos
que no fuese recuerdo de la muerte.

COMENTARIO AL POEMA: Miré los muros de la patria mía

Es un poema que nos recuerda al tópico del Tempus fugit que queda reflejado en el propio sujeto. Es un poema que nos acerca poco a poco al individuo en tanto que empieza sus versos tratando cosas tan externas como la patria mía y termina hablando de algo tan próximo como las preocupaciones del alma, de sus ojos y de las cosas que podemos encontrar en su hogar.

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Retrato poe Francisco Pacheco (1599)

Es un poema conducido por imágenes hasta que finalmente se concluye con una sentencia por el recuerdo de la muerte. Nos presenta el poema como un recuerdo mismo de su edad y del paso del tiempo en tanto que mire por donde mire el poeta sólo se encuentra con el paso del tiempo y con la muerte, que es próxima en su avanzada edad.

ANÁLISIS DEL SONETO DE QUEVEDO

La primera estrofa nos presenta al propio poeta mediante una personificación: los muros, que cada vez están más desgastados. La imagen tiene una gran fuerza expresiva y claramente nos introduce el tópico ya mencionado: El Tempus fugit, que es una locución latina que nos recuerda la velocidad del paso del tiempo.

Si la primera estrofa de la que nos habla en el poema Francisco de Quevedo hacía un eco de la patria, los siguientes cuatro versos nos hablan de la naturaleza. El poeta español sale de casa durante el atardecer (también podemos entender que es el atardecer de su vida). Observa que el sol absorve el agua que antes era hielo y no deja nada, se están secando las riveras y pronto se erosionará el suelo.

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Retrato por Juan van der Hamen

Ya en el primer terceto del poema, el poeta entra en su hogar. El hogar es lo más propio del hombre, lo más personal o identitario. Allí observa que todo ha envejecido, que la habitación está ya vieja. También se detiene para hablarnos del báculo (bastón) del que nos dice que está débil y torcido, como su espalda. La comparación no la hace directamente pero la comparación está servida pues son rasgos de la vejez y atributos del hombre que está versando su experiencia.

Para terminar, la última estrofa recoge lo dicho anteriormente y, en esta ocasión, nos habla de los atributos: la espada que ciñe ha sido derrotada por la edad. La vigorosidad del hombre joven ha sido superada por el tiempo incansable que avanza implacable. Llegados a este punto, confiesa el poeta, de nuevo sólo le queda la muerte a la que recuerda y en la que se tiene puestos los ojos.

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Xavier Roca

Director y fundador de la plataforma cultural EsPoesía. Profesor, infatigable estudiante y apasionado por la cultura. Investigador (R1) en el programa Ramón y Cajal (2016-18). Graduado en humanidades por la Universidad Pompeu Fabra de Barcelona.