Los Rohingya

¿Quiénes son y por qué los persiguen?

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UNICEF/Patrick Brown Miles de refugiados rohingya hacen fila para recibir ayuda en un punto de distribución ubicado en el campamento de refugiados de Balukhali, Cox’s Bazar, Bangladesh, el 17 de noviembre de 2017.

¿Quiénes son los Rohingya?

  • Los Rohingya, son una minoría étnica que viven al norte del estado de Rakhine en Myanmar, antes de 2016 se estimaba que quedaban un millón de habitantes en esa zona. Son considerados como apátridas desde 1982 cuando el gobierno de Myanmar les negó la ciudadanía al no poder probar que tenían antepasados en el país antes de 1823. El gobierno partió de que la legitimación para formar parte de un territorio radica en la antigüedad de residencia, por lo tanto, se estableció que los derechos que van unidos a la condición de ciudadano emanaran de las circunstancias de los antepasados.
  • El conflicto ha sido clasificado por las Naciones Unidas y el Observador de Derechos Humanos como una limpieza étnica. Hay más de 135 grupos étnicos en Myanmar la persecución se reduce a uno en concreto, la etnia Alrohengjih (rohingya), debido a que es la única que procesa una fe musulmana.
  • Según Siegfried O. Wolf, director de investigación del Foro Democrático de Asia Meridional (SADF), hay dos causas principales de la persecución de los rohingya por parte del gobierno de Myanmar: 1) los fundamentalistas alegan que la cultura budista del país está bajo el asedio de los musulmanes (Myanmar está rodeada por países musulmanes como Bangladesh, Malasia e Indonesia) y 2) por un motivo económico, ya que es estado de Rakhine es una de las zonas más pobres del país, a pesar de ser rico en recursos naturales, eso hace que los Rohingya se presenten como una carga económica. En definitiva, es un conflicto de carácter religioso, político y económico. 


Promotores del discurso del odio

  • Los principales promotores del discurso a favor de la persecución son los budistas extremistas que encuentran su cabeza en Ashin Wirathu. Por otro lado, el Gobierno, liderado por Aung San Suu Kyi, premio nobel de la paz en 1991 y consejera del estado, también ha tenido un papel activo en la negación de los derechos. Suu kyi no se ha posicionado a favor de la persecución, tampoco la ha promovido sino que era algo prexistente a su llegada al poder, es inquietante, sin embargo, que en abril de 2017 negara la existencia de dicha persecución, desde entonces ha mantenido un silencio sepulcral.
  •  Ashin Wirathu es un budista radical, líder del movimiento anti-musulmán MA BA THA, que, armado con una retórica muy agresiva, se le atribuyen frases como “you can be full of kindness and love, but you cannot sleep next to a mad dog. If we are weak our land will become muslim”. Fue portada de la revista “Time” el 1 de junio de 2013 bajo el título “The face of buddhist terror”.

¿Sabías que el gobierno de Myanmar no permite que se denomine a la etnia rohingya como tal?
En efecto, Consideran que la etnia no tiene ningún lazo con la tierra del estado de Arakan, donde viven; insisten en que llegaron junto a los ingleses en 1824 ylos ven como una importación colonial ilegítima, por esta razón se refieren a ellos como “bengalís” (haciendo referencia a que son de Bangladesh). De hecho, los nacionalistas encuentran esa denominación (rohingya) más amenazadora que una crítica directa a las condiones de “apartheid” que soportan estas personas.

Portada del Time donde se muestra a Ashin Wirathu


Aung San Suu Kyi

Carta de Desmond Tutu a Aung Suu Kyi:
“My dear sister:
If the political price of your ascension to the highest office in Myanmar is your silence, the price is surely too steep”.

La historia del premio nobel de la paz

  • Aung San Suu Kyi, la consejera de estado de Myanmar, ha experimentado en su propia carne la represión por pensar diferente. En 1990, en la entonces Birmania, se celebraron elecciones democráticas donde su partido ganó con el 58% de los votos, el ejército militar se negó a entregarle el poder y la retuvieron bajo arresto domiciliario en su casa. Durante ese tiempo fue recompensada con el premio Sakharov al pensamiento libre y el Premio Nobel de la Paz (fue nominada por su amigo, filósofo iusnaturalista, John Finnis). Utilizó el premio de 1.3 millones de dólares para mejorar el sistema educativo y de sanidad del país.

  •  En marzo de 2002 fue liberada gracias a la intercesión de la ONU para volver a ser puesta bajo arresto domiciliario otra vez en 2003. En 2009 un americano llamado John Yettaw cruzó nadando el lago Inya para encontrarse con Suu Kyi y advertirle de que próximamente se atentaría sobre su vida; alegó que seguía los mandatos de una inspiración divina. Suu Kyi lo acogió en casa, sin embargo, al volver fue arrestado y se acusó a la premio nobel de incumplir las condiciones del arresto domiciliario, lo que alargó su condena y le impidió presentarse a las elecciones de 2010.

  •  En 2012 anunció en el “Foro Económico Mundial” que quería presentarse a presidente para las elecciones de 2015, la Constitución actual, que se aprobó en 2008, impide que una viuda con hijos extranjeros pueda ser presidente (normativa que parece regulada a medida para Suu Kyi); del mismo modo, entrega el 25% de los asientos a los militares de forma permanente, lo suficiente para impedir cambios constitucionales.

  • El partido fundado por Suu Kyi, “National League for Democracy” ganó los comicios de 2015. Antes de las elecciones, la premio nobel de la paz, había hecho público que, pese a la imposibilidad de ser formalmente presidente, ella ostentaría el verdadero poder en el gobierno. Se nombró como presidente a Htin Kyaw, quien a la vez nombró a Suu Kyi para ser consejera de estado (una posición parecida a primer ministro creada especialmente para ella), la elección fue aprobada por la “Casa de representantes” y la “Casa de nacionalidades”. Se convirtió en la primera Consejera del estado de Myanmar.

  •  A pesar de todo, la “National League for Democracy” tiene una presencia escasa en el poder legislativo: la mayor parte de los 600 asientos los ocupan exsoldados o militares con lazos con el anterior régimen militar. La elección de Suu Kyi supuso luz y esperanza para un país azotado durante años por una cruenta guerra. Con el nuevo gobierno se esperan cambios, no obstante, se ha de ser prudente. Myanmar aún conserva vestigios de la lacra que supone una dictadura militar, el coste de llegar a este nivel de estabilidad y democracia ha sido altísimo y las reformas se han de aplicar de forma paulatina. 

  •  Las críticas internacionales surgen a raíz de que las actuaciones del estado de Myanmar han puesto en duda cuál es verdaderamente su posición respecto a la masacre de los ciudadanos de la etnia Alrohengjian. En principio se han comprometido con la protección y preservación de sus derechos, así lo han manifestado mediante la firma de tratados internacionales y convenios a favor de los derechos humanos. Sin embargo, a pesar del compromiso del estado con la protección de los derechos humanos y la promoción de la democracia y del estado de derecho; el estado no ha actuado con una eficacia real para proteger a los rohingyas y parar el discurso del odio promovido por los extremistas budistas. 

  • Lo que más se denuncia al gobierno de Suu Kyi es su pasividad. Una de las voces más duras es la de Shirin Ebadi, nobel de la paz iraní, quien considera que “when human rights violations take place anywhere, silence is an endorsement for the act of cruelty by the government”. Ebadi acusa a Suu Kyi de nunca haberse preocupado por los derechos humanos sino de ser “una presa política que merecía todas las simpatías como víctima de una Junta Militar sin escrúpulos”.

Solución Internacional

  • La ONU, a través de sus instituciones, puede responder principalmente de tres formas. La primera denunciado a Myanmar y exteriorizando el conflicto; la segunda aplicando medidas coercitivas; la tercera, ayudando a los refugiados rohingya para que puedan vivir en condiciones humanas en los campos de refugiados.
  • En el primer caso, para determinar lo que estaba ocurriendo, en julio de 2015 el Consejo de Derecho Humanos encargó un informe sobre la situación de los musulmanes rohingya y otras minorías en Myanmar, en el mismo, se documentaba violaciones y abusos de derechos humanos. Los rohingya “padecen de privación arbitraria de nacionalidad, graves restricciones a la libertad de movimiento, amenazas a la vida y la seguridad, denegación de los derechos a la salud y la educación, trabajos forzados, violencia sexual y limitación de sus derechos políticos, entre otras violaciones”.
  • También denuncian “el aumento alarmante de la incitación al odio y la intolerancia religiosa por parte de las organizaciones budistas ultranacionalistas” de hecho, el informe abre la posibilidad de que nos encontremos ante un delito de lesa humanidad. Para que sea tipificado de esta manera, según el Estatuto de la Corte Penal Internacional aprobado en 1998, han de ser diferentes tipos de actos inhumanos graves cuando reúnan dos requisitos: “la comisión como parte de un ataque generalizado o sistemático contra la población civil y con conocimiento de dicho ataque”. Este conflicto se presenta como un ejemplo paradigmático de lesa humanidad.
  • El secretario general de las Naciones Unidas, António Guterres, ha pedido a todos los países que hagan lo que puedan para solucionar una situación que califica de “desastrosa”. Por lo tanto se ha denunciado y exteriorizado el conflicto.
  • La segunda medida que podría aplicar, a través del Consejo de Seguridad, son las medidas coercitivas. No se ha intentado aplicar ninguna pero no sabe que no se aprobarían porque Rusia y China (países con derecho de veto) apoyan a Myanmar y consideran que es un problema interno. El derecho de veto es un aspecto muy polémico del Consejo de Seguridad puesto que de esta manera se evita que se pueda actuar frente a crímenes contra la humanidad. En este caso, las medidas coercitivas del Consejo se presentan ineficaces (por la misma razón no se puede condenar por lesa humanidad).
  • Respecto a la tercera medida, la ONU está recaudando 367 millones de euros para paliar los síntomas del conflicto. Paralelamente, ACNUR, la agencia de la ONU para los refugiados, está pidiendo donaciones para ayudar en los campos de los refugiados.
  • Por otro lado, diferentes organizaciones no gubernamentales como “Human Right Watchs”, “Amnistía Internacional”, “Médicos sin fronteras” o “Save the Children” están poniendo los medios a su alcance para acabar con el conflicto.
  • Sin embargo, esta es la respuesta occidental, no faltan voces que defienden que esto debería ser resuelto por ASEAN (Association of Southeast Asian Nations). Hasta el momento no han tenido ningún papel significativo.


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