¿Qué es la Renaixença catalana?
LA RENAIXENÇA
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LA RENAIXENÇA CATALANA
A principios del siglo XIX, una buena parte de los intelectuales catalanes lamentan el escaso uso de la lengua y la poca calidad de la literatura catalana de los últimos siglos, que recibían el nombre de decadència.
A pesar de ser una visión un poco reduccionista de la realidad literaria catalana, en el año 1817 Bonaventura Carles Aribau nos hablaba de una voluntad de realzar la cultura, la lengua y la literatura catalana para recordar los tiempos pasados en que la literatura catalana era tendencia en Europa: los trovadores.
La Renaixença es la contraposición de la época inmediatamente anterior de decadencia de la literatura catalana. Más que un movimiento literario es la voluntad de muchos autores de lengua catalana de volver a realzar —o mejor dicho, renacer— la lengua y el espíritu catalán.
Fue un movimiento cultural, si se quiere llamar, muy amplio dentro de la cultura catalana que engloba, además de la literatura, la justicia, la política y la historia con el objetivo de ordenar la identidad nacional. Nacía la voluntad de equiparar la literatura catalana a la del resto de literaturas europeas para volver a ser tendencia como lo fue en el pasado medieval.
INICIOS DE LA RENAIXENÇA
La sociedad catalana del siglo XIX era consciente de la escasa calidad y cantidad de literatura que surgía en lengua catalana y, aunque la toma de conciencia fuera gradual, bastaba para que Bonaventura Carles Aribau lo mencionara en uno de los poemas más célebres de la composición romántica en lengua catalana: La Patria o más tarde conocida como Oda a la Patria.
La Patria es el inicio de la literatura de la Renaixença y es un canto al pasado catalán y a su cultura. Con una añoranza a este pasado —y sin la intención de convertirlo en un canto nacional—, Bonaventura Carles Aribau sentaba las bases de lo que más tarde sería la base para la creación del renacimiento de la literatura catalana.
CARACTERÍSTICAS DE LA RENAIXENÇA
Una de las características más sorprendentes de la Renaixença es el género en el que se empezará a escribir la nueva literatura catalana: en la poesía. No debemos pensar que el cambio fue repentino, pues lo cierto es que fue gradual y progresivo. Tras tres siglos sin un poema escrito exclusivamente en catalán —sin castellanismos—, la lengua “llemosina” empezará a ocupar gradualmente los espacios que antes tenía el castellano.
Una de las evidencias más sublimes que determinan el restablecimiento de la literatura catalana es la reapertura de los Jocs Florals, unos certámenes de poesía que se organizaban en la Edad Media. Este certámen poético estaba organizado por la Acadèmia de bones lletres, aunque el Ayuntamiento de Barcelona tomaría la iniciativa en 1859 organizando él mismo dichos certámenes poéticos.
Para los renacentistas, la mejor forma de volver a las raíces de la lengua era degustar de nuevo las líricas trovadorescas que fueron máxima influencia en Europa durante los siglos XII y XIII. Además, durante este tiempo, M. Mirall Fontanals o M. Aguilò, hicieron una recopilación y estudios de la tradición folclórica y la recuperación monumental de la cultura catalana. Por no mencionar la gran labor de Joan Amades con la confección de una verdadera antología de cuentos populares presentes en los distintos territorios de habla catalana.
LA PATRIA DE BONAVENTURA CARLES ARIBAU
El poema de La Patria o la Oda a la Patria de bonaventura Carles Aribau es una de las muestras más elocuentes de este renacer de la literatura catalana. Se trata de un poema que nos recuerda con melancolía la tierra catalana y su cultura.
Se publicaría el célebre poema de Aribau en 1833 en el periódico El Vapor, un periódico barcelonés que publicaba en lengua castellana y era el sucesor directo de la revista El Europeo (1823-1824), una revista cultural que traía los valores del Romanticismo a Cataluña y que también escribía en lengua castellana.
Era sorprendente que Aribau publicara en catalán en un periódico que publicaba en lengua castellana. A pesar de ello, este poema que se escribió desde Madrid por la onomástica de un amigo suyo, Gaspar de Remisa, terminó siendo el inicio de la Renaixença, pues se trata de unos versos en los que cultura y lengua se entrelazan en algo parecido a un canto nacional.
POEMA ORIGINAL DE LA PATRIA
El poema de la patria está escrito en seis octavas de versos alejandrinos de arte mayor. Se publicó finalmente en El Vapor el 24 de agosto de 1833, aunque se escribió un año antes. El poema original de La Patria de Bonaventura Carles Aribau se conserva en la Biblioteca de Catalunya gracias a la generosa donación de la familia Conill-Montobbio. Estas imágenes se corresponden con los originales de Aribau, les adjuntamos más adelante la transcripción en catalán. Si quieren la traducción, pónganse en contacto y se la hacemos llegar e, inmediatamente, la sumamos a esta plataforma.
Adéu-siau, turons, per sempre adéu-siau,
Oh serres desiguals, que allí, en la pàtria mia,
Dels núvols e del cel de lluny vos distingia,
Per lo repòs etern, per lo color més blau.
Adéu tu, vell Montseny, que des ton alt palau,
Com guarda vigilant cobert de boira e neu,
Guaitats per un forat la tomba del Jueu,
E al mig del mar immens la mallorquina nau.
Jo ton superbe front coneixia llavors,
Com conèixer pogués lo front de mos parents,
Coneixia també lo so de los torrents,
Com la veu de ma mare o de mon fill los plors.
Mes, arrencat després per fats perseguidors,
Ja no conec ni sent com en millors vegades;
Així d’arbre migrat a terres apartades,
Son gust perden los fruits e son perfum les flors.
Què val que m’haja tret una enganyosa sort
A veure de més prop les torres de Castella,
Si el cant del trobadors no sent la mia orella,
Ni desperta en mon pit un generós record?
En va a mon dolç país en ales jo em transport,
E veig del Llobregat la platja serpentina,
Que fora de cantar en llengua llemosina,
No em queda més plaer, no tinc altre conhort.
Plau-me encara parlar la llengua d’aquells savis,
Que ompliren l’univers de llurs costums e lleis,
La llengua d’aquells forts que acataren los reis,
Defengueren llurs drets, venjaren llurs agravis.
Muira, muira l’ingrat que, en sonar en sos llavis
Per estranya regió l’accent nadiu, no plora,
Que en pensar en sos llars, no es consum ni s’enyora,
Ni cull del mur sagrat la lira dels seus avis!
En llemosí sonà lo meu primer vagit,
Quan del mugró matern la dolça llet bevia;
En llemosí al Senyor pregava cada dia,
E càntics llemosins somiava cada nit.
Si quan me trobo sol, parl amb mon esperit,
En llemosí li parl, que llengua altra no sent,
E ma boca llavors no sap mentir ni ment,
Puix surten més raons del centre de mon pit.
Ix, doncs, per a expressar l’afecte més sagrat
Que puga d’home en cor gravar la mà del cel,
Oh llengua a mos sentits més dolça que la mel,
Que em tornes les virtuts de ma innocenta edat.
Ix, e crida pel món que mai mon cor ingrat
Cessarà de cantar de mon patró la glòria
E passe per ta veu son nom e sa memòria
Als propis, als estranys, a la posteritat.
Comentario a La Patria de Bonaventura Carles Aribau
La Oda a la Pàtria marca el disparo de salida de la Renaixença catalana. No hace falta decir que un movimiento tan colosal como este no empieza únicamente con un sólo poema, pero se ha entendido este poema como el más representativo y abanderado de la Renaixença.
El poema de Aribau se inicia con una lamentación al estilo de la poesía trovadoresca (con el plany) de las tierras catalanas; podemos observarlo en distintos versos de la primera octava cuando hace menciones a algunos montes conocidos de las tierras catalanas como son el Montseny o las “sierras desiguales”, que hacen referencia a las montañas de Montserrat.
El poeta toma algunos elementos característicos de la tierra catalana pero que, por encima de todo, le resultan familiares. Aribau se servirá de estos recursos poéticos para hacer de puente entre aquello que es próximo y aquello que es lejano. Es fundamental recordar al lector de este comentario que el autor catalán se encontraba en la capital española y escribiría estos versos desde allí por el aniversario de su amigo Gaspar de Remisa.
La primera octava empieza con aires costumbristas y todo lector debería sorprenderse en la segunda estrofa, cuando el autor convierte el Plany en una elegía. El salto de los elementos familiares comunes a los particulares nos llega a través de un fuerte “Jo” al principio de la segunda estrofa. El “Yo” característico del Romanticismo se anuncia como puente entre los dos elementos familiares y da el paso del mundo común (montañas y torrentes) al particular (la voz de la madre o el llanto de su hijo). No terminada esta estrofa, el poeta catalán rompe la armonía con la violencia de la segunda parte de la octava cuando nos revela que ha sido “arrancado por perseguidores” a tierras que no le son propias, “a terres apartades”, donde no huelen las flores ni tienen sabor las frutas.
La pregunta retórica donde encontramos los valores propios de la Renaixença y del Romanticismo están en la tercera estrofa. ¿De qué valen las torres de Castilla si no puede, el poeta, escuchar el canto del trovador? ¿Qué le queda a Bonaventura Carles Aribau para consolarse? Hablar en catalán, en “llengua llemosina”. La lengua llemosina es, en realidad, un dialecto occitano que aparentemente no se distinguía del catalán y era confundible y confundido en aquel entonces. Hasta los estudios de los lingüistas del siglo XX, (Pompeu Fabra y compañía) nadie se había detenido a observar las diferencias lingüísticas entre ambas lenguas y eran consideradas dialectos las unas de las otras.
La lengua de los sabios a los que el autor hace referencia a continuación, no es otra que la lengua llemosina, provenzal, catalana u occitana que, como decíamos, para el autor todas ellas eran la misma. Es una lengua identitaria para el autor, una lengua dulce en la que él se siente reconocido y familiarizado hasta el punto de llorar cuando se escucha su lengua. La cuarta estrofa es quizás la más expresiva de todo el poema y nos encontramos frente a un gran número de metáforas que transportan al lector a una añoranza compartida con el escritor.
Tan expresiva y sincera es la palabra del autor, además de subjetiva —pues nos cuenta su propia experiencia—, que la quinta estrofa no puede ser otra cosa que una justificación de sus palabras. Nos revela la lengua de su primer llanto, la lengua en la que hace sus oraciones, la lengua en la que sueña y con la que habla con su espíritu o conciencia: en “llengua llemosina”. La última estrofa es nada menos que una personificación de la propia lengua a quien se dirige el autor. “Ix”, es decir, ves y que te conozca el mundo.
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