Serrat y los poetas

Debiéramos estar agradecidos a Joan Manuel Serrat, cantor de miles de canciones pero, sobre todo, cantor de grandes poetas como Antonio Machado o Miguel Hernández.

Fue en 1969 cuando el cantautor se decidió a grabar cantada la poesía del literato andaluz, así se titulaba de hecho: “Dedicado a Antonio Machado, poeta”. Cosa buena que nos lo aclarase, y es que sucede a veces que, cuando se les da música a ciertos poemas, nos suenan extraños.

Pero a Serrat no debió de irle tan mal, porque tres años después sacaría otro disco cantando poemas de Miguel Hernández. Una maravillosa obra, como la de Machado, pero que se titularía escuetamente: “Miguel Hernández” (1972).

Que un poema que conocimos en el silencio de nuestra lectura, de repente, aparezca con música de fondo y cantado por una voz extraña, puede ser perturbador. Pero no hay que olvidar que antaño la poesía siempre se acompañaba de música. De ahí que el término “lírico” provenga del instrumento musical, la lira.

Sin embargo, hace tiempo que los poemas no se cantan, o se cantan mal. Hay pocos recitales de poesía, o demasiados raps sentimentales y sin hondura. La poesía, dicen algunos, está hecha para ser leída internamente. Nada más lejos que aquello que Serrat se atrevió a hacer en pleno aperturismo español; cuando el país se modernizaba, decidió cantar a un viejo poeta.

Un sonido triunfal de trombones y trompetas anuncia el estribillo de los “Cantares”. Instrumentos de viento y de cuerda responden melancólicos a los tercetos de la “Elegía a Ramón Psijé”. Un nuevo universo se abre a la hora de “vivir” estos poemas que son clásicos y que una generación ya dominaba, pues su memoria los absorbió en el colegio de los cincuenta y sesenta.

Esa generación, que contará con unos sesenta años, tuvo que poner los cassettes de Serrat en el coche. Y sus hijos  aprendieron antes a cantar a Machado o a Hernández que a estudiarlos. La poesía no tiene por qué ser una experiencia literaria exclusiva de la lectura en silencio.

Que Serrat llevase a estos poetas de alto nivel a su terreno musical no es extraño, pues él era muy dado a la poesía, como tantos otros cantautores iberoamericanos. “Mientras tú duermes deshilaré/ en tuyo y mío lo que fue nuestro/ y a golpes de uñas en la pared/ dejaré escrito mi último verso”, dice Serrat en la canción, “Cuando me vaya”, de cosecha propia. Quién mejor para cantar poesía clásica que un poeta.

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Espoesia artículo serrat
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En el último programa del maravilloso podcast cultural Aquí hay dragonesel escritor Juan Gómez-Jurado nos puso a los oyentes la versión cantada del famoso y obsceno poema de Catulo “Predicabo ego vos et irrumabo…”. Aquella canción semimprovisada no podía ser más terrible. Aquel aficionado cantor no respetaba unos mínimos musicales: ritmo, afinación…; pero además esperaba que el latín clásico de Catulo maridase a la perfección con unos un guitarreo entre el pop y el grupo trasnochado parrquial.

Volviendo a Serrat, su cante apenas tiene un reproche. Como máximo, su empeño en leer mal el inicio de la Elegía de M. Hernández: “En Orihuela, su pueblo y el mío, se me ha muerto como del rayo Ramón Sijé, a quien tanto quería”, dice Serrat, cuando el poeta dejó escrito “con quien tanto quería”. Matiz fundamental que distingue la Amistad entre el resto de amores: el amigo es aquel con el que se quieren cosas, el amante es lo querido. En fin, que Serrat no leyó a Aristóteles ni a C. S. Lewis, ni a Hernández en estos pequeños matices.

La orquesta que acompaña en todo momento al cantante a veces resulta superflua: para qué tanto acompañamiento barroco, si los versos ya tienen una sencillez brillante y profunda, clásica y castellana, que los arpegios de la guitarra adornan ya con suficiencia. Con la excepción de “Cantares”, allí los instrumentos de viento son el sonido triunfal que necesita el poema. Y, en general, es un lujo poder tararear a los poetas, llevar dentro el son de unos versos que son canción de culto.

Déjese ya el análisis y la estética, ¡viva la poesía!, viva tanto que pueda uno cantarla a voz en grito. Siempre que engrandezca el poema, es decir, que la música y el canto multipliquen su fuerza lírica. Parafraseando a San Pablo: poesía cantada, dos veces poesía.

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Jaime A. Perez Laporta

Graduado en Humanidades por la UPF, profesor y poeta de la derrota. Redactor en este gran proyecto de EsPoesia. La literatura es fundamental para decir lo mismo, pero mejor