Con lilas llenas de agua,
le golpeé las espaldas,
y toda su carne blanca
se enjoyó de gotas claras.
¡Ay, fuga mojada y cándida,
sobre la arena perlada!
—La carne moría, pálida,
entre los rosales granas.
como manzana de plata,
amanecida de escarcha—.
Corría, huyendo del agua,
entre los rosales granas.
Y se reía, fantástica.
La risa se le mojaba.
Con lilas llenas de agua,
corriendo, la golpeaba…