Tras de un amoroso lance
y no de esperanza falto
volé tan alto tan alto
que le di a la caza alcance.

Para que yo alcance diese
a aqueste lance divino
tanto volar me convino
que de vista me perdiese
y con todo en este trance
en el vuelo quedé falto
mas el amor fue tan alto
que le di a la caza alcance.

Cuanto más alto subía
deslumbróseme la vista
y la más fuerte conquista
en escuro se hacía
mas, por ser de amor el lance
di un ciego y oscuro salto
y fui tan alto tan alto
que le di a la caza alcance.

Cuanto más alto llegaba
de este lance tan subido
tanto más bajo y rendido
y abatido me hallaba
dije: No habrá quien alcance.
Abatíme tanto tanto
que fui tan alto tan alto
que le di a la caza alcance.

Por una extraña manera
mil vuelos pasé de un vuelo
porque esperanza de cielo
tanto alcanza cuanto espera
esperé solo este lance
y en esperar no fui falto
pues fui tan alto tan alto,
que le di a la caza alcance.

Análisis de la estructura formal

Ya desde la estructura formal del poema, los versos del místico español presenta algunos problemas: El poema se construye a través de versos octosílabos y cuatro estrofas de ocho versos y una introductoria de cuatro versos quedando un total de cinco estrofas. No obstante, otros autores han observado también la posibilidad de que San Juan de la Cruz redactara nueve coplas (8a, 8b, 8b, 8a) y enlazara ocho para unificar el sentido y hacerlo más comprensible visualmente. 

Además, en todas las estrofas encontramos un estribillo que no hace otra cosa que intensificar el tema central del poema que explicamos a continuación:

Comentario a Tras un amoroso lance

Para entender las distintas estrofas, es fundamental entender el significado de los cuatro primeros versos de la obra pues, los cuatro, presentan el contenido que más adelante desglosará el místico español. En los primeros versos entendemos el tema central de su obra que no es otro que “la caza de amor” que, en su sentido más místico y siguiendo la línea del autor, expresa la búsqueda del amor divino. 

Este primer tema se entrelaza por extensión con el tema central de la poética de San Juan de la Cruz que es el deseo de Dios. En este sentido, los cuatro primeros versos vuelven a hacer presente esta voluntad de unión de amado con amada manifestando la esperanza, la fe y la voluntad del deseo de amor divino (Gron, 1997: 479).

Entendiendo el amor divino como la caridad, Gron sostiene que el poema se erige sosteniéndose en las tres virtudes teologales de fe, esperanza y caridad. 

La crítica poética asocia estos versos de san Juan de la Cruz al de la temática de la caza certerala altanera de amor, es decir, la búsqueda del amor divino. En este caso, el autor de sirve de un conjunto de metáforas que otorgan a los versos una dimensión espiritual propia de la tradición cristiana. El alma, por ejemplo, asociada al ave no hace otra cosa que elevar la condición moral de la misma. (Mancho Duque, 2009). 

Primera estrofa (Estribillo)

La primera estrofa, como decíamos, es el núcleo de todo el poema. En él, encontramos tanto el estribillo como su tema central que es el encuentro de este amor divino en un sentido cercano al erótico (Mancho Duque, 2009). El trance quiere significar en su sentido último el encuentro con la divinidad que, además, establece la dicotomía por su calificativo como “encuentro con la divinidad” o que el “encuentro sea divino”. 

Es posible que san Juan de la Cruz, recogiendo el vocabulario erótico del Cantar de los cantares esté haciendo, en efecto, una referencia a mantener un encuentro extático como observamos también en Llama de amor vivaEn una noche oscura.

Tras de un amoroso lance
y no de esperanza falto
volé tan alto tan alto
que le di a la caza alcance.

Esta primera estrofa explica que el protagonista —debemos suponer que es el propio autor— se encuentra en via de un encuentro amoroso al que acude con esperanza. Por ello, sube alto (como si se tratara de un ave) para poder dar alcance al sujeto amado y buscado.

Segunda estrofa

La segunda estrofa es la explicación de esta búsqueda del amor divino. Sirviéndose de la metáfora del halcón, águila o ave capaz de tomar gran altura, el poeta explica qué requisitos eran necesarios para dar caza a este amor. Siguiendo la mística cristiana, debemos relacionar esta metáfora con la dimensión espiritual del alma humana en tanto que la altura del ave es relativa a la altura moral tal y como también observamos en la Oda X de Fray Luis de León:

¿Cuándo será que pueda,
libre desta prisión volar al cielo?

La altura que toma el alma en su dimensión espiritual es proporcional a la distancia que toma con el mundo, la tierra, es decir, la banalidad y lo pasajero. Por esta razón, “la búsqueda del Amado empieza cuando el alma se da cuenta de que él ‘está escondido en el íntimo ser del alma’, y cuanto más sube, tanto más entra en las regiones desconocidas de las tinieblas” (Thompson, 1992).

En este sentido, cuanto más se aleja el poeta de sí mismo más se acerca a lo divino (tanto volar me convino / que de vista me perdiese) 

Tercera y cuarta estrofa

La tercera estrofa hace referencia a la fe. Tal y como hemos leído en los versos anteriores, de voluntad queda falto para llegar hasta Dios y, por ello, es necesaria la fe para alcanzar lo divino. En este camino hacia la divinidad, el cielo le deslumbra como en el éxtasis de Santa Teresa. 

El momento de comunión divina es tan intenso que lo ciega físicamente pero lo colma de esta fe espiritual que le posibilita a dar este “salto ciego y oscuro”. La tercera y la cuarta estrofa hacen referencia a esta oscuridad humanamente entendida que tan sólo es observable a la luz de la fe. El salto oscuro no debe entenderse como “tenebroso” sino, lleno de tinieblas por lo desconocido (Gron, 480) pero no necesariamente entendido de manera peyorativa. 

Estas dos estrofas, en su conjunto, deben entenderse como la segunda de las virtudes cardinales. La Fe de la que el autor goza para volar tan alto y dar alcance a este amor divino

Quinta estrofa

Esta cuarta estrofa hace referencia a la tercera y última virtud teologal: la esperanza. San Juan de la Cruz muestra una vez más la imagen del ave que ha realizado un vuelo que encierra en sí el valor de mil vuelos. Es la ascensión del alma a lo divino y la conexión (esta vez no unión) mística del religioso con la divinidad. 

En su camino de ascensión, explica en esta útlima estrofa que tuvo que sólo tenía la esperanza de este encuentro con Dios (esperé solo este lance) y que, aunque tuvo que esperar, al final se realizó dicho encuentro por la alteza moral que tenía el San Juan. 

Bibliografía

Gron, R. (1997): Esperanza y deseo en San Juan de la Cruz. Excerpta e Dissertationibus in Sacra Theologia30. [Consultar]

Mancho Duque, María Jesús (2009): Tras un amoroso lance: análisis léxico-semántico. Alicante: Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes. [Consultar]

Thompson, C. P. (1992): La tradición mística occidental: dos corrientes distintas en la poesía de San Juan de la Cruz y Fray Luis de León. Oxford, St. Catherine’s College. [Consultar]