Biografía de Pedro Salinas

Pedro Salinas (1891-1951) es el miembro más adulto de la generación del 27, su poesía fue influenciada por su inseparable amistad con Jorge Guillén. A continuación mostramos una breve biografía de su vida y comentarios a sus poemas más destacados.

Poemas de Pedro Salinas 

Estos son los poemas más destacados de Pedro Salinas, para leerlos tan sólo haced click en la imagen:

Obras de Pedro Salinas

  • La voz a ti debida
  • Razón de Amor
  • Largo Lamento
  • Cartas a Katherine Whitmore
  • La bomba increíble
  • La poesía de Rubén Darío
  • El defensor
  • El contemplado
  • Víspera del gozo
  • Poesías Completas
  • El desnudo impecable
  • Literatura española del Siglo XX
  • Cartas de viaje

Biografía de Pedro Salinas

Pedro Salinas es el poeta del amor por excelencia, nació en la España de los últimos años coloniales. Siete años antes de la pérdida de la última colonia española. Su nombre completo era Pedro Manuel Facundo Primitivo Salinas y Serrano.

Se casó con Margarita Bonmatí Botella en el verano de 1915 en Argel.

Margarita Bonmatí Botella fue la mujer de Pedro Salinas.
Fotografía de Margarita Bonmatí

Su vida fue un contraste de circunstancias que le favorecieron y desfavorecieron. Favorecido por ser contemporáneo de algunos de los españoles más importantes desde el Siglo de Oro. También por formar parte de una de las mayores empresas culturales que España haya emprendido nunca. Desfavorecido por la Guerra Civil y por sus apuestas culturales.

La voz a ti debida, razón de amor y Largo Lamento

Recibió la aclamación de la crítica por la La voz a ti debida (1933), “de la que se dice proporcionó la retórica amorosa a toda una generación de jóvenes en vísperas de la Guerra Civil”. Su segundo volumen de poesía amorosa, sin embargo, fue víctima del momento de la publicación en 1936, poco antes de la Guerra Civil. “Largo lamento”, escrito entre 1936 y 1939, se publicó de forma póstuma y constituye la conclusión a sus otras dos obras poéticas.


A lo largo de estas páginas se derrama el corazón de Salinas. Un hombre que no se conformaba con una concepción del amor meramente física, sino que anhelaba lo espiritual. Estaba fascinado por la idea del amor, hasta el punto de rozar la locura.

La clave para entender estas obras tiene nombre y apellido: Katherine Reding. Un amor prohibido que transformó su vida e impregnó su poesía. Una relación que mantenía en secreto y de la que sólo conocían sus amigos más íntimos. Todo empezó en 1931 y continuó hasta 1937. La musa de la poesía de Salinas no era su esposa:

Katherine Whitmore, Katherine Reding
Katherine Reding adquiriría el apellido de su marido, Brewer Whitmore, tras su matrimonio a finales de 1936.

Leo Spitzer afirmó que la amante de Salinas en La Voz a ti debida no era más que un puro concepto poético. Jorge Guillén tachó esta afirmación de “conclusión monstruosa”, él conocía bien a quién iba dirigido. La propia Katherine afirmaba:

Algunos críticos, como Leo Spitzer y Ángel del Río, tenían motivos para dudar de la existencia de una amada viva. Los versos les parecían un trabajo de imaginación, un amor cerebral. Sonreí cuando leí sus reseñas, pero creo que tenían razón en parte. Es cierto que algunos poemas [“¡Qué día sin pecado!”, “No en palacios de mármol”, etc.], pertenecen sin duda a nuestro amor naciente, pero otros, sumamente apasionados, implican una experiencia que no conocimos.

Dolor de Margarita

La relación de Salinas con Katherine afectó profundamente a Margarita que, paulativamente, se fue dando cuenta que el corazón de su marido estaba dividido. En otoño de 1934 Margarita se tiró al río desde una barca en Aranjuez, lo que se interpretó como un intento de suicidio. Para Katherine:

Nada volvió ser lo mismo, la conmoción me devolvió a la realidad. Me di cuenta del carácter de nuestra relación y me sentí culpable. Estaba haciendo daño a otros. No era un “amor en vilo”, sino un amor que no tenía un lugar propio. Supuse que había llegado a su fin. Pero no para Pedro. Margarita había sobrevivido. Él no veía en ello ningún motivo para separarnos.

Lo más probable es que el poeta no quisiera ver la gravedad de la situación, abrir los ojos hubiera implicado dejar ir totalmente a su amante. La necesitaba. Por su parte, Katherine se encontraba totalmente desconcertada:

Yo no podía entender la reacción de Pedro ante aquel trágico suceso. Parecía no ver conflicto alguno entre su relación conmigo y su familia. Les quería, respondía por ellos y en ningún momento contemplaba abandonarlos… pero me necesitaba. Yo era su musa, su amor, su gran pasión, y , para él, yo era tan necesaria como lo eran ellos.

Esta situación produjo una gran inseguridad en Salinas. Katherine, a pesar de estar enamorada, quiso pasar página para evitar las graves consecuencias que podían haber surgido de su relación. Se casó en 1939 con Brewer Whitmore, una persona de carácter comprensivo. La obra poética póstuma del poeta titulada “Largo Lamento” proyecta precisamente los sentimientos que tenía hacia el amor imposible de Katherine. 

A pesar de todo, Margarita siguió prestándole apoyo. Pedro, agradecido, le contestaba:

Gracias, gracias por escribirme así: lo recojo en el fondo de mí, no lo olvido… Gracias por tu impulso, por tu acción. No sé lo que soy y mi terror es cada día más, ser poco, muy poco, y haber creído y hecho creer que era más.

Después de todo lo ocurrido, Salinas nunca dejó de amar a su esposa. No fue capaz de guardar su corazón de forma exclusiva para ella pero siempre contó con su presencia. Era su primer amor, y nunca se planteó abandonarla. Se encontraba víctima de una dualidad amorosa. A Margarita, como es natural, está situación le hería profundamente. Estando en Argel, durante el primer año de su marido en Estados Unidos, le escribió:

Quiero que entiendas, Pedro, de modo que en mi vida no me vengas a atormentar. Lo he sufrido durante meses en Madrid. […] Pedro, ¿es posible que sientas, tú, afán de recobrarnos un hogar como en los días de nuestros primeros atrevimientos a realizar nuestra vida? ¿Es verdad?

El tricentenario de Góngora y la Generación del 27

Luis de Góngora y Argote fue uno de los poetas más controvertidos del siglo XVII, su obra fue pasada por alta hasta el siglo XX donde fue reivindicada. Pedro Salinas, el miembro más adulto de la Generación del 27, era un admirador de Góngora. Alberti narraba cómo en una simple conversación de café se gestaba el grupo de poetas:

Estábamos en el mes de abril de 1926. Y en uno de esos simpáticos cafés madrileños que amábamos. Los allí casi improvisadamente reunidos éramos Pedro Salinas, Melchos Fernández Almagro, Gerardo Diego y yo. De nuestro primer cambio de ideas surgió la convocatoria para una primera asamblea gongorina en la que se trazarían las líneas generales del proyecto: reivindicar definitivamente a Don Luis de Góngora con motivo de su centenario.

Este proyecto fue la base de una amistad que ni la guerra ni el exilio terminaría.

Exilio a Estados Unidos

A Pedro Salinas le encendía un idealismo educativo que buscaba transformar las bases culturales del país. Irónicamente, fue esta sed de transformación lo que le convirtió en un exiliado cultural e intelectual a partir de 1939. Al principio de la Guerra Civil, 1936, Salinas aceptó la oferta de profesor en Wellesley College. Su vinculación a la Segunda República hizo que nunca más volviera a pisar España, su amada tierra. El motivo lo desarrollaba en una carta en octubre de 1936:

No me asusta perder la vida por una causa noble y grande, de pleno corazón. Dándola voluntariamente, no. Pero me rebelo ante la idea de perderla por causa confusa y mezquina, por violencia brutal, ni dada malamente robada. Y eso hubiera pasado.

Sin embargo, nunca dejó de amar a su país. En Estados Unidos era conocido por defender las bondades de España, resaltándo todo lo que la guerra había oscurecido. En una carta a su hija Sol, que se encontraba en Argelia, le explicaba su decisión:

¡Cómo vamos a desear estar en el centro  de un mundo de dementes! Nada podríamos hacer, ni tú, ni yo, Sol, porque no estamos conformes con la ferocidad de unos ni de otros… En España hoy las personas bien intencionadas, de buena voluntad, y de juicio honrado e imparcial, no pueden hacer nada. Porque lo dominan todo bandas de insensatos, arrastrados por el peor furor de la pasión y que censuran en el enemigo lo mismo que ellos hacen… No, Solita, en la lucha que  hoy se desarrolla en España, nosotros no tenemos sitio. Debemos, sí, preocuparnos mucho por nuestro pobre país, quererle más que nunca, en lo mucho bueno que tiene, pero no participar en su destrucción y ruina en nombre del fascismo o de la república.

Deseos de volver a España

Tenía el convencimiento de que si volvía a España le matarían “sin verdadero motivo”, sólo por haber colaborado con proyectos no afines al régimen franquista. A pesar de que hizo muy buenos amigos en Estados Unidos, siempre sufrió la incomprensión de quien no entiende el español.

Pedro Salinas y Margarita en América
Pedro Salinas en América

Al llegar al país americano escribió estas palabras a Margarita, que aún no había decidido viajar:

La poesía, lo escrito en un idioma determinado, pierde su valor casi por entero cuando no es conocido por su propio idioma. Un boxeador vale lo mismo en Barcelona que en Nueva York, y así un violinista que un aviador. Pero un poeta lírico es para un público extranjero una incógnita. Su mercancia se deprecia automáticamente (21 de diciembre de 1936).

Expresaba su drama diciendo que era una vox clamantis in deserto (voz clamando en el desierto). Y lo cierto es que siempre quiso volver a España, su amigo y expatriado, Vicente Llórens, abordó el tema en su poema “Todo más claro”. El escritor “habituado a manejar sin esfuerzo los más sutiles resortes del propio idioma, necesitaría poder moverse con igual desenvoltura dentro del ajeno para sentirse a su gusto”. En otra carta a Margarita, Pedro Salinas expresaba cuánta alegría le produciría volver a España:

Tú quizás no comprendas lo horrible que es para mi hacerme a la idea de no oír estas palabras españolas dichas por cualquiera en la calle, en el campo, ya más. Siempre, después de vivir en el extranjero, me ha emocionado al volver a España el oír mi lengua, el econtrarla otra vez, hablada por el que sea, por el vendedor de periódicos, por el ser más humilde.

En Estados Unidos se convirtió en un innovador grabando en audio parte de su material poético. Este es un ejemplo, “Sin Voz, desnuda”:

Generación del 27

Pedro Salinas y Jorge Guillén fueron los primeros poetas de la generación del 27 en triunfar. Su relación con los más jóvenes fue más fraternal que paternal. Lo que se diferenciaba de la amistad que mantuvieron con Juan Ramón Jimenez, su mentor de la generación del 98. Como afirma C.B. Morris, “la reticencia de Jimenez a permitir que los jóvenes poetas se desarrollaran fieles a su propio temperamento y personalidad le hizo pasar del apoyo a la franca hostilidad”.

Lo que pudo haber sido

Uno de las mayores tragedias de Salinas fue tener que continuar su carrera literaria en el país americano. Nunca se sintió cómodo. No gozaba de nombre, y consideraba que la producción literaria de Estados Unidos se encontraba años atrás. En España todo eran facilidades, su firma abría puertas y no le faltaban lectores comprometidos. En cambio, en América:

Pero aquí estoy lejos de todo; el mundo literario y teatral me es desconocido y no siento deseos de acercarme a él porque supongo que será tan falso y superficial como todo. En España mi nombre literario me abría puertas: aquí no tengo nombre, sino entre unos pocos enterados del español. También eso se ha derrumbado con la revolución (21 de diciembre de 1936).

Se ha de destacar que Estados Unidos puso todas las facilidades posibles para que escritores extranjeros se adaptaran. Sin embargo, sólo queda soñar que podría haber sido de Pedro Salinas en una España pacífica, de él y de toda la generación del 27.

Obras imprescindibles de Pedro Salinas: La voz a ti debida

Para un estudio más profundo de su persona, se aconseja la obra Pedro Salinas y su circunstancia de Jean Cross Newman.

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Además de sus clásicos: La voz a ti debida, Razón de Amor y Largo Lamento. Son libros imprescindibles para tener en nuestra biblioteca. Te ofrecemos aquellos que tienen una guía de lectura, o bien, un prólogo envidiable que seguro que te será de gran utilidad para el estudio de este poeta español.

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