SONETO XIII

A Dafne ya los brazos le crecían,
y en luengos ramos vueltos se mostraba;
en verdes hojas vi que se tornaban
los cabellos que el oro escurecían.

De áspera corteza se cubrían
los tiernos miembros, que aún bullendo estaban:
los blancos pies en tierra se hincaban,
y en torcidas raíces se volvían.

Aquel que fue la causa de tal daño,
a fuerza de llorar, crecer hacía
este árbol que con lágrimas regaba.

¡Oh miserable estado! ¡oh mal tamaño!
¡Que con llorarla crezca cada día
la causa y la razón porque lloraba!

Comentario A Dafne ya los brazos le crecían

Cuenta Ovidio que Dafne, acosada por Apolo y herida con la flecha del desdén, se convirtió en árbol. A la espléndida descripción de su metamorfosis en los cuartetos la sucede una cosideración de la desdicha del amante que trasciende lo mitológico: Apolo, cuyo nombre no se menciona, se erige de hecho en emblema del sufrimiento del enamorado propio de un Vulnus amoris.

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