Daba el reloj las doce

A continuación os presentamos el poema “Daba el reloj las doce” de Antonio Machado:

Daba el reloj las doce… y eran doce
golpes de azada en tierra… 
—¡Mi hora! —grité— … El silencio
me respondió:—No temas; 
tú no verás caer la última gota
que en la clepsidra tiembla. 
*
Dormirás muchas horas todavía
sobre la orilla vieja, 
y encontrarás una mañana pura
amarrada tu barca a otra ribera. 

Comentario Daba el reloj las doce

El tema principal del poema es la muerte y un tema principal subordinado a este que es el paso del tiempo. El poeta español hace referencia a ambos temas desde los primeros versos y recurre a imágenes similares a lo largo de la obra. Podemos observar un acento melancólico por el tema y también por la forma en las que expresa que ve cerca la hora de su muerte.

En la primera estrofa se nos ofrece una aproximación que hace el poeta sobre la llegada de su muerte, de su hora. Es entonces cuando el silencio acude personificado y establece una conversación con el protagonista (no debemos confundir el “yo” poético con el autor) y el Silencio le consuela y le ofrece paz. Este primer momento está lleno de angustia y de confusión. El Silencio, que actúa en este caso como la muerte, se le acerca y le dice “no, no es tu hora todavía” de forma poética:

[…] El silencio
me respondió:—No temas; 
tú no verás caer la última gota
que en la clepsidra tiembla. 
La clepsidra es un objeto que se utiliza para medir los tiempos. Al igual que el reloj, el poeta está colmado de referencias temporales que nos empujan hacia la irremediable muerte. En efecto, nos encontramos hacia una referencia del tópico literario memento mori desde el que Machado nos sitúa en la tierra y nos hace concientes de que algún día todo terminará, algún día moriremos y quizás no es hoy, quizás “una mañana pura” nos encontramos todos frente a la muerte.

Angustia y tranquilidad

Si la primera estrofa nos llena de angustia, miedo y cierta melancolía por la vida que cree abandonar, ésta se cierra con paz al escuchar de la propia muerte que podemos estar tranquilos, que no es a nosotros a por quien viene. La segunda estrofa, en cambio, nos deja con una incertidumbre casi agresiva en la que el Silencio continúa hablando a nuestro protagonista y le dice:

Dormirás muchas horas todavía
sobre la orilla vieja, 
y encontrarás una mañana pura
amarrada tu barca a otra ribera. 

La orilla vieja es una referencia al inframundo (no confundir con infierno) de la antigüedad clásica. En Grecia y Roma, tal y como se explica en diversos relatos mitológicos, una vez muerto desciendes a través de la laguna Estigia (u otros ríos) hasta un río subterráneo donde te espera un barquero llamado “Caronte”. Él es el encargado de llevar a los espíritus del mundo de los vivos al mundo de los muertos a cambio de dos monedas con las que debían ser enterrados. 

La segunda estrofa, pues, hace una alusión a este pasaje mitológico y le revela al protagonista que faltan “muchas horas” para que él muera. No le indica cuándo, tampoco el cómo, simplemente le dice que su nombre está en la lista de espera y que “una mañana pura encontrarás tu barca amarrada a la otra ribera”, es decir, habrás muerto.

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Desde EsPoesía recomendamos siempre una edición con un prólogo sobre el autor y una breve guía de lectura que nos acompañe durante nuestros descubrimientos y que sea una buena guía para nosotros. Por ello, recomendamos las Poesías Completas de Antonio Machado, la edición de Manuel Alvar, miembro de la RAE y catedrático de la Universidad Complutense de Madrid. La Guía de lectura viene a cargo de M.ª Pilar Celma, catedrática de la Universidad de Valladolid. 

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