Quienes seguís con asiduidad esta página sabéis que me uní a este pequeño gran proyecto hace relativamente poco. Y, aunque tengo poco que contar, quisiera trasladaros uno de los motivos por el cual quise formar parte de este ilusionante propósito que ofrece EsPoesía. No encontraréis bajo estas líneas una aburrida carta de presentación, sino una breve realidad que viví hace unos días y que han acabado por pulir este final bosquejo (si la contradicción es admisible) de palabras.
Hace unos días, el primer viernes de mes de mayo, estuve conversando con el director adjunto de un diario digital en el que, quizá, colabore durante unos meses. En esta conversación destaqué pequeños rasgos de mi vida y mis intereses o pasiones para suscitar intriga al entrevistador. Tras un escueto diálogo afirmó: «la cultura [que es algo que cultiva el espíritu] no te va a dar de comer. Jamás. Tampoco existe la cultura poco interesante, sino gente desinteresada». Esta respuesta, que no fue exactamente así —por falta de memoria, dicho sea—, me llevó a una reflexión algo mohína, aunque gratificante cuando fui capaz de relacionarla con la misión principal de EsPoesía. Una reflexión que despertó en mí una seguridad o, más bien, una certeza: EsPoesía pretende —y con creces lo consigue— difundir y fomentar la cultura a todo aquel que quiera, a cambio de nada. No es una simple plataforma de pacotilla y batiburrillo, es una voluntad de ser, no solo en sí misma, sino en los demás. Y ese espíritu olvidado; esa interioridad, decía Kierkegaard, «puede enriquecer un contenido aparentemente pobre».
Poesía, historia, música, filosofía… En definitiva, cultura, devienen, en ocasiones, complejas y aburridas, que requieren de mayor esfuerzo en su entendimiento. Como decía, no existe cultura poco interesante sino gente desinteresada; es necesario fomentar esa cultura que genere interés, siempre con la mejor de las intenciones. EsPoesía alimenta ese anhelo, aviva el fuego y vivifica el alma con breves pinceladas que tratan de despertar ese aturdimiento o aletargamiento, que anegado nuestro interior, nos impiden respirar.
En mi caso, cabe decir que mi colaboración es escasa —aunque tengo el firme propósito y la seria voluntad de mejorarla— escojo, pienso y escribo temas que puedan generar cierto interés, teniendo en mente, siempre, al público, a vosotros lectores. Sé que ciertos temas puedan generar mayor o menor interés, y pese a que pocos lo disfruten, es más que suficiente si uno aprende o disfruta con lo leído. La cultura no nos va a dar de comer, probablemente no, y no por ello dejaremos de ofrecerlo tal y como lo recibimos: a cambio de nada.