Donde habite el olvido,
En los vastos jardines sin aurora;
Donde yo sólo sea
Memoria de una piedra sepultada entre ortigas
Sobre la cual el viento escapa a sus insomnios.

Donde mi nombre deje
Al cuerpo que designa en brazos de los siglos,
Donde el deseo no exista.

En esa gran región donde el amor, ángel terrible,
No esconda como acero
En mi pecho su ala,
Sonriendo lleno de gracia aérea mientras crece el tormento.

Allí donde termine este afán que exige un dueño a imagen suya,
Sometiendo a otra vida su vida,
Sin más horizonte que otros ojos frente a frente.

Donde penas y dichas no sean más que nombres,
Cielo y tierra nativos en torno de un recuerdo;
Donde al fin quede libre sin saberlo yo mismo,
Disuelto en niebla, ausencia,
Ausencia leve como carne de niño.

Allá, allá lejos;
Donde habite el olvido.

Comentario a Donde habite el olvido de Luis Cernuda

Donde habite el olvido (1932-1933) es un poema que escribió Luis Cernuda durante su etapa más sensible donde trató temas relativos a la belleza, el destino del artista y la filosofía de la soledad. El título de este poema está tomado de la Rima LXVI de Gustavo Adolfo Bécquer i trata el tema de la desolación causada por la incertidumbre y la desesperanza. 

El tópico literario que recoge el poema es el del memento mori. Luis Cernuda hace numerosas evocaciones a la vida ultraterrena y a la incertidumbre del momento de la muerte, donde solo ve olvido. Tanta es la incertidumbre sobre la muerte de esta voz poética que se refiere a ella como la región de la muerte, como un lugar donde el amor le atraviesa el pecho con su ala de acero y personificando al amor como su antónimo, el ángel exterminador que solo causa tormento y goza causando el dolor. 

En esa gran región donde el amor, ángel terrible,
No esconda como acero
En mi pecho su ala,
Sonriendo lleno de gracia aérea mientras crece el tormento.

La cuarta estrofa se inicia con un adverbio de lugar: Allí. Vuelve a referirse a esta región, a este estadio donde se haya el hombre después de la muerte y, para la voz poética, es un lugar de verdadera muerte y tormento. Para la voz poética, la muerte es un lugar donde se termina el afán que exige un dueño a imagen suya, donde se termina también un sometimiento a otra vida, un lugar que, en realidad, no tiene más horizontes. 

Esta estrofa del poema Donde habite el olvido es todo un rechazo a la tradición. Una despedida, un golpe sobre la mesa donde el autor se reafirma en la desolación de saberse finito. Luis Cernuda nos muestra su lado más desesperanzador afirmando, de alguna manera, que no hay un Dios que nos espere después del descanso perpetuo haciendo una referencia bíblica (El hombre fue creado a imagen y semejanza de Dios).

Es un lugar, como observamos en la quinta estrofa, donde todo se acaba: Las penas, las dichas, el cielo, la tierra… y todo queda disuelto. La muerte es, para él, el lugar donde habita el olvido.

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Xavier Roca

Director y fundador de la plataforma cultural EsPoesía. Profesor, infatigable estudiante y apasionado por la cultura. Investigador (R1) en el programa Ramón y Cajal (2016-18). Graduado en humanidades por la Universidad Pompeu Fabra de Barcelona.