Mejores poemas de amor
Hacer un ranking con los mejores poemas de amor es complicado porque es algo muy subjetivo y cada persona podría tener su propio listado. Pero si lo que estás buscando son poemas de amor para declararte a alguien o poemas de amor para mi novia estás en el lugar acertado siempre que compartamos un mismo gusto poético. No obstante, antes de dedicarle a alguien un poema de amor debes pensar si a esa persona le gustarán estas poesías de amor, si le gustarán que sean poemas de amor cortos o largos, más actuales o más antiguos y un sinfín de variables que solo tu puedes saber.
Por otro lado, como hacer un listado de poemas es cosa imposible, no enumeraremos los poemas en orden de favoritismo. Deberás ser tu el que confeccione una lista de poemas de amor. Dicho esto, ¡ADELANTE!
Soñé que tú me llevabas, de Antonio Machado
Soñé que tú me llevabas
por una blanca vereda,
en medio del campo verde,
hacia el azul de las sierras,
hacia los montes azules,
una mañana serena.Sentí tu mano en la mía,
tu mano de compañera,
tu voz de niña en mi oído
como una campana nueva,
como una campana virgen
de un alba de primavera.¡Eran tu voz y tu mano,
en sueños, tan verdaderas!…Vive, esperanza, ¡quién sabe
lo que se traga la tierra!
Autor: Antonio Machado
Amor eterno, de Gustavo Adolfo Bécquer
Podrá nublarse el sol eternamente;
Podrá secarse en un instante el mar;
Podrá romperse el eje de la tierra
Como un débil cristal.
¡todo sucederá! Podrá la muerte
Cubrirme con su fúnebre crespón;
Pero jamás en mí podrá apagarse
La llama de tu amor.
Poema XCI de Gustavo Adolfo Bécquer
Contigo, de Luis Cernuda
¿Mi tierra?
Mi tierra eres tú.
¿Mi gente?
Mi gente eres tú.
El destierro y la muerte
para mi están adonde
no estés tú.
¿Y mi vida?
Dime, mi vida,
¿qué es, si no eres tú?
Amor, de Pablo Neruda
Mujer, yo hubiera sido tu hijo, por beberte
la leche de los senos como de un manantial,
por mirarte y sentirte a mi lado y tenerte
en la risa de oro y la voz de cristal.
Por sentirte en mis venas como Dios en los ríos
y adorarte en los tristes huesos de polvo y cal,
porque tu ser pasara sin pena al lado mío
y saliera en la estrofa -limpio de todo mal-.
Cómo sabría amarte, mujer, cómo sabría
amarte, amarte como nadie supo jamás!
Morir y todavía
amarte más.
Y todavía
amarte más
y más.
Tu nombre, Jaime Sabines
Trato de escribir en la oscuridad tu nombre.
Trato de escribir que te amo.
Trato de decir a oscuras todo esto.
No quiero que nadie se entere,
que nadie me mire a las tres de la mañana
paseando de un lado a otro de la estancia,
loco, lleno de ti, enamorado.
Iluminado, ciego, lleno de ti, derramándote.
Digo tu nombre con todo el silencio de la noche,
lo grita mi corazón amordazado.
Repito tu nombre, vuelvo a decirlo,
lo digo incansablemente,
y estoy seguro que habrá de amanecer.